Estos días, entre los miles de desplazamientos que se realizan por carretera con motivo de las vacaciones de verano, es probable toparse con algún ave sobrevolando la autovía. Un acto que se pensaba frecuente, hasta ahora. Un reciente estudio, publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, concluye que los pájaros –como otros muchos animales–, se ven afectados por las carreteras, especialmente las más anchas. La investigación añade datos sobre la necesidad de evaluar el impacto sobre la biodiversidad a la hora de construir o modificar infraestructuras que fragmentan entornos naturales.

 

Aves sobrevolando una carretera. @Levi Bare

Aves sobrevolando una carretera. @Levi Bare

 

El estudio, desarrollado por la Universidad de Griffith (Brisbane, Australia), concluye que las aves ligadas a entornos forestales son las que más sufren la construcción de una nueva carretera y que, cuanto más ancha es esta, mayor es la afección. De hecho, los autores analizaron el comportamiento de las mismas especies en vías de dos, cuatro y hasta seis carriles, asegurándose que la vegetación a ambos lados del camino era similar a la de sus hábitats habituales.

Comprobaron que la densidad de aves en zonas no afectadas por la carretera era mucho mayor, incluso si éstas se situaban próximas a las infraestructuras, a tan solo cien metros.

Los investigadores sugieren diferentes razones para este comportamiento: los pájaros pueden rehuir estos espacios abiertos por miedo a los predadores o por considerar las carreteras límites territoriales, ya que diversas especies suelen emplear los cortes en la vegetación como “frontera” de área de campeo. Además, determinadas especies especialmente territoriales, aprovechan la carretera para marcar sus zonas, lo que evita que otras especies merodeen por el lugar.

Además de ser un claro indicador de la salud ambiental de un territorio, la presencia de aves es clave para que puedan desarrollarse determinados servicios ecositémicos, servicios que “regala” la naturaleza, como la polinización, la dispersión de semillas o el control de plagas de insectos, que supondrían millones de costes extra si no existiesen las aves. Por ello, señalan los autores, es preciso valorar el impacto sobre la biodivesidad que puedan tener las infraestructuras, no ya para los pájaros sino también para aquellos animales que no pueden salvar este obstáculo volando.

 

Integrar la conservación de la biodiversidad en el diseño de infraestructuras es  garantía de seguridad vial. ©Patrick Hendry

Integrar la conservación de la biodiversidad en el diseño de infraestructuras es garantía de seguridad vial. ©Patrick Hendry

 

“Además de la necesidad de generar el menor impacto posible sobre la naturaleza, integrar la conservación de la biodiversidad en el diseño de infraestructuras es también una garantía de seguridad vial, ya que reduce el número de impactos y atropellos de animales, con consecuencias para la fauna y, en ocasiones, lamentablemente para quienes viajan en el coche”, explica el responsable del Programa de Conservación de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife, Nicolás López.

“Hemos de seguir recopilando datos sobre el impacto de nuestras actividades e infraestructuras sobre la biodiversidad y emprender estudios más ambiciosos sobre la mortalidad que provocan las carreteras en la avifauna. Es necesario aportar soluciones, como los pasos subterráneos que emplean algunos animales, las barreras antiatropello, los conectores de paisaje o determinados vallados perimetrales para evitar el cruce de animales”, añade.

 

 

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