Hoy junto a WWF hemos presentado el informe ‘El veneno en España (1992-2013)‘, realizado con el apoyo de la  Fundación Biodiversidad, que analiza los efectos del uso ilegal de cebos envenenados, una de las mayores amenazas para la biodiversidad, y desvela los 8.324 episodios de envenenamiento que se han registrado en el periodo de estudio. Esto ha significado la muerte de 18.503 animales. Sin embargo, las ONG estiman que esta cifra podría llegar a los 185.000, ya que, según las especies, entre el 85% y el 97% de los animales envenenados no se encuentran. Además, alertan de la facilidad de acceso al o veneno por falta de un sistema de gestión adecuado de muchos pesticidas o por su tráfico clandestino y piden a las administraciones que, además del uso, penalice también la tenencia de sustancias tóxicas ilegales.

 

Levantamiento de un buitre negro envenenado. ©SEOBirdLife

Levantamiento de un buitre negro envenenado. ©SEO/BirdLife

 

El informe del veneno en España, de WWF y SEO/BirdLife, desvela datos alarmantes del impacto del veneno sobre la fauna. En concreto, el estudio analiza la mortalidad con cebos envenenados de 18.503 animales en 8.324 episodios. Sin embargo, a pesar de estas abultadas cifras, las organizaciones alertan de que estos casos son solo la punta del iceberg, ya que se estima que se está localizando solamente alrededor del 10% de los casos reales de envenenamiento. Por ello, la cifra real de animales envenenados entre 1990 y 2013 ascendería a 185.000, una media de casi 9.000 muertes al año.

El mayor número de animales envenenados corresponde al grupo de las aves rapaces, con un 34%, seguido de mamíferos domésticos (22%), principalmente perros y gatos. El grupo “otras aves” representa el 11% (con especies como abejarucos o cigüeñas). El siguiente grupo son los carnívoros terrestres, con el 9% de los ejemplares, donde destaca el gran número de zorros. Las palomas suponen el 8% de los envenenamientos, los córvidos el 5%, y los mamíferos silvestres (con especies como jabalíes, conejos o libres) representan casi el 3%. Esto demuestra que el veneno es una herramienta muy poco selectiva, que afecta a una gran variedad de especies de diferentes grupos faunísticos. El 63% de todos los animales envenenados se han encontrado en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía.

WWF y SEO/BirdLife denuncian que el uso de cebos envenenados es el método más utilizado para matar depredadores a escala mundial y está asociado principalmente a la caza y a la ganadería extensiva. Una parte de estos sectores utilizan este método masivo, no selectivo e ilegal para eliminar animales que consideran dañinos para el ganado o las especies de caza.

Milano real envenenado ©Paco-García

Milano real envenenado ©Paco-García

Ambas organizaciones también alertan de que las sustancias más utilizadas para envenenar fauna siguen siendo el aldicarb, el carbofurano y la estricnina. Todas ellas de gran toxicidad, prohibidas desde hace años y retiradas del mercado de la UE. Para WWF y SEO/BirdLife, el uso frecuente de estos productos ilegales prueba la existencia de un stock disponible para el envenenador, no gestionado y no eliminado y, en alguna medida, un tráfico ilegal destinado a la elaboración de cebos en el ámbito de la ganadería y la caza. Para acabar con este mercado ilegal del veneno, ambas ONG exigen la implementación de un Sistema Integrado de Gestión para los pesticidas obsoletos, la aprobación de un marco legal contra la tenencia de sustancias tóxicas ilegales y el endurecimiento de las sanciones por el uso de veneno.

 

Las organizaciones denuncian que el uso ilegal de veneno constituye una amenaza muy grave para la biodiversidad española, pero también para la europea, ya que nuestro país alberga entre el 80-90% de las poblaciones europeas de especies como el buitre negro, el buitre leonado y el alimoche. Además, es un lugar fundamental para el futuro en el resto del continente de otras especies, como el quebrantahuesos, el águila imperial o el milano real. Por ello, WWF y SEO/BirdLife piden las administraciones competentes que redoblen sus esfuerzos para acabar con esta lacra, aprobando las correspondientes estrategias regionales y dotándolas de los oportunos medios (laboratorios, técnicos, patrullas especializadas con apoyo de perros, principalmente).

 

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