A pesar de lo que mucha gente piensa en nuestro país existen otras cuatro especies de gorriones. Os damos algunas claves para identificarlas. Comenzamos con una imagen de nuestro gorrión común (Passer domesticus) que nos sirva de referencia para compararla con el resto de especies: 

 

 

Gorrión molinero (Passer montanus):

Esta especie prefiere las zonas de cultivo y arboledas cerca del hombre, pero evita las zonas fuertemente urbanizadas. Su característica manchita negra en la mejilla y capucha de color castaño, ayudan a diferenciarlo. El pico es menos robusto que el del gorrión común y el babero, más reducido.

 

 

Gorrión moruno (Passer hispaniolensis):

Los machos de esta especie lucen un llamativo barreado negro en el pecho y los flancos mientras que las hembras son muy similares a las del gorrión común. Es muy gregario y ruidoso y habita en el cuadrante suroccidental de la península.

 

 

 

Gorrión chillón (Petronia petronia):

Tiende a formar grandes bandos fuera de la época reproductora, y suele verse en hábitats rocosos, áridos o montanos. Menos asociado al hombre que el resto de gorriones. Los adultos tienen una pequeña mancha amarilla en la garganta, así como una ceja blanca bien diferenciada.

 

 

Gorrión alpino (Montifringilla nivalis):

Se distingue del resto de gorriones por sus inconfundibles tonos blancos en el vientre -algo menos puros en verano- y en la cola, también blanca salvo las rectrices centrales, negras. En nuestro país se localiza en cotas por encima de los 1.800 metros en Pirineos y Cordillera Cantábrica.