Los arrozales, con su aspecto cambiante a lo largo del año, son uno de los atractivos del paisaje mediterráneo y se distribuyen principalmente en las zonas del Bajo Guadalquivir, la Albufera de Valencia y el delta del Ebro.
Estos agrosistemas actúan como habitat sustitutorio, y en ciertas ocasiones complementario, de las zonas húmedas naturales para las aves acuáticas, proporcionando refugio y alimentación a diversas especies: garzas, garcillas y otras muchas acuáticas.
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