Que una espátula anillada en Dinamarca se haya ido a vivir a Canarias ya no es un secreto, y que la podamos ver merodear por los complejos hoteleros de Fuerteventura buscando el cálido sol canario, dice mucho de esta incansable viajera. Las anillas de las aves nos cuentan sus pequeñas proezas, su edad, la velocidad de sus vuelos o las enormes distancias que en muchas ocasiones han recorrido hasta llegar a su destino en épocas de migración.

El porcentaje de las aves que se recuperan tras ser anilladas no es elevado. Hablamos de un  10% de media de las aves que se anillan, pero siempre es importante. Nos ayuda a conocer más sobre las especies, sus movimientos o  los años que viven.

 

Espátula común. ©José Luis Ojeda Navío.

Espátula común. ©José Luis Ojeda Navío.

 

En la oficina de anillamiento que gestiona actualmente SEO/BirdLife este año, que ahora finaliza, se han recibido 50.000 recuperaciones de aves anilladas. La mayoría de ellas han sido proporcionadas por los propios anilladores, y una pequeña parte proporcionada por personas no relacionadas con el anillamiento. Todas las recuperaciones son importantes y por ello animamos a enviarlas para aportar nuestro granito de arena a través de www.anillamientoseo.org.

De todas las recuperaciones de las que ya se disponen de datos en 2016 hemos querido destacar algunas de ellas.

Mosquitero musical ©Pablo Vera

Mosquitero musical ©Pablo Vera

 

Las más longevas

Entre las que más tiempo han vivido destaca a un  flamenco rosa anillado como pollo  a finales de junio de 1986 en Fuente de Piedra, Málaga, que fue encontrado muerto con 30 años de edad a principios de octubre de este año . A este hay que sumar la pardela balear anillada el 18/08/1990 en Isla Foradada en el Parque Nacional de Cabrera como adulto y recuperada viva con 26 años el 08/08/2016 en el mismo lugar.  Mientras que un mito anillado en Fuensanta (Albacete) fue  recuperado en el mismo lugar 6 años más tarde. Por cierto, también es el mito que más lejos se ha recuperado: la friolera de 7 kilómetros del lugar donde fuen anillado. Todo una ‘proeza’ para un ave residente y que no suele cubrir grandes distancias.

Las más viajeras

Una espátula anillada en 2014 en Dinamarca que se ha quedado a vivir en Canarias se la  ve semanalmente en distintos complejos hoteleros de  Fuerteventura. (Aviso a “navegantes”, su anilla es blanco sobre verde V068).

También sabemos que el pequeño mosquitero musical anillado en Dinamarca en agosto de este año fue observado un mes más tarde en Lanzarote  a 3.540 kilómetros de distancia.

Los carriceros, los más rápidos en migrar

Por último, los datos de este año también nos hablan de la velocidad de los carriceros en sus migraciones, sobre todo en las prenupciales, en las que han de llegar los primeros a sus áreas de cría, para así conseguir los mejores territorios. Las dos aves “más rápidas” (mayor distancia y menos días entre anillamiento y recuperación han sido dos especies de carriceros: carricerín común y carricero común).

Un carricerín común anillado en la Albufera de Valencia en el mes de mayo fue  capturado 16 días más tarde a 1.758 km de distancia. Es una de las aves  que conocemos que más rápido migran, acumulando gran cantidad de grasa (los anilladores utilizamos códigos de grasa, para graduar y evaluar la condición física del ave, y esta especie es una de las pocas que los anilladores podemos capturar con código máximo 8), lo que les permite viajar sin escalas durante un tiempo considerable.

Pero el record de este año ha sido un carricero común anillado a principio de mayo en Galicia y recuperado por anilladores 14 días más tarde a 1.931 km de distancia en Dinamarca, seguramente se quedaría allí para criar.

También destacamos a un carricero tordal que en 4 días fue capturado a 487 kilómetros de distancia.

Esto solo son los datos de 2016, pero en 2017 nos esperan más historias sorprendentes de las aves, y conoceremos algunas gracias al anillamiento científico. Aquí encontrarás más información sobre el anillamiento científico de aves y para qué sirve.

Comparte