Un pajarillo colilargo con unas distintivas cerdas en las frente, lomo anaranjado, canto musical y susurrante, observado comiendo ranas e insectos y con un nido ahuecado del tamaño de una pelota de tenis. Así podría describirse al macuquiño de Stresemann (Merulaxis stresemanni), avistado solo un puñado de veces desde su redescubrimiento en el bosque brasileño atlántico en 1995. Poco más se sabe de esta ave única, aparte de un hecho temeroso: quedan menos de quince ejemplares de esta especie.

 

Hembra de macuquiño de Stresemann ©Ciro Albano_BirdLife

Hembra de macuquiño de Stresemann ©Ciro Albano_BirdLife

 

El hábitat del macuquiño es un remanente de bosque húmedo en un valle en la frontera de los estados de Bahia y Minas Gerais, en Brasil. Pero cada día el chirrido de las motosierras, el crepitar de los incendios forestales y el olor a estiércol del ganado vacuno lo van cercando. La rápida deforestación para la industria maderera, las plantaciones agrícolas y el ganado han devastado las selvas de este estado, un tipo de hábitat exclusivo del bosque sudamericano atlántico con un alto porcentaje en especies endémicas, y del cual solo el 10% de su extensión original permanece en Brasil. Este puñado de ejemplares de esta especie se agarra a la existencia afincados en una amenazada “isla forestal”.

 

BirdLife reacciona

Algunas especies se agarran a la existencia en vestigios de su hábitat hasta que, literalmente, se extinguen. Y una vez que ocurre no hay vuelta atrás. Pero mientras haya algunos pocos ejemplares que resisten existe la oportunidad de salvarlos. Al menos esta es la visión demostrada BirdLife International, que ha decidido no dejar pasar esta oportunidad.

 

En este vídeo, una de las escasas filmaciones de macuquiño de Stresemannn puede escucharse su canto

 

Para ello, la organización mundial con presencia en 121 países a la que pertenece SEO/BirdLife, se ha embarcado en una nueva y ambiciosa iniciativa mundial para prevenir la extinción de especies muy amenazadas, identificando y salvaguardando los lugares donde están confinadas. Este proyecto es Alianza para Cero Extinción (AZE) y uno de sus objetivos es salvar al macuquiño de Stresemannn. AZE trabajará en cinco sitios demostrativos de Brasil, Chile y Madagascar, y en otros diez espacios a escala global.

Esta gran alianza cuenta además con la participación de American Bird Conservancy, Global Enviroment Facility y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) junto con los gobiernos de Brasil, Chile y Madagascar, donde se pondrán en marcha “proyectos AZE” de restauración y protección de especies y hábitats.

 

Isla Cousin, primera reserva de BirdLife creada para salvar de la extinción al carricero de Seychelles ©Martin Harvey-BirdLife

Isla Cousin, primera reserva de BirdLife creada para salvar de la extinción al carricero de Seychelles ©Martin Harvey-BirdLife

En este sentido, BirdLife ya cuenta con amplia experiencia con su programa Previniendo Extinciones (Preventing Extintions). Por eso, para esta organización, no poder salvar las especies más raras y amenazadas en los hábitats más sensibles y minúsculos sería impensable.

 

 

 

¿Sobrevivir con quince ejemplares?

Se puede si hay voluntad. Prueba de ello es la fascinante historia del carricero de Seychelles que ha sobrevivido en la isla Cousin, en Seychelles, en un territorio de escasos 0,3 km2. Su historia es ejemplar. En 1959 solo quedaban 26 ejemplares. Tras comprar y restaurar esta pequeña isla se creó una nueva organización conservacionista, Nature Seychelles, que involucró a la población local en el proyecto. Esta organización miembro de BirdLife aún vela por la conservación de varias especies que han sido recuperadas de una inminente la extinción. De hecho, el carricero de Seychelles fue sacado de la lista de aves amenazadas y ahora goza de una población creciente que alcanza los 3.000 ejemplares.

 

Carricero Seychelles, una especie salvada de la extinción por BirdLife cuando quedaban solo 26 ejemplares ©Remi Jouan_wikipedia

Carricero de Seychelles, una especie salvada de la extinción por BirdLife cuando quedaban solo 26 ejemplares ©Remi Jouan_wikipedia

 

Otras iniciativas de conservación

El proyecto AZE no sólo está involucrado en las aves. En Chile trabajará para mejorar el hábitat de tres anfibios reduciendo el impacto de la agricultura, la ganadería y la actividad maderera, en colaboración con estos sectores.

Hará lo mismo en el bosque de Tsitongambarika en Madagascar, hábitat de dos plantas y once especies de ranas y reptiles recientemente descubiertos. Este espacio forma también parte de los Bosques para la Esperanza (Forest of Hope) de BirdLife, donde el representante de esta organización en el país africano -Asity Madagascar- ha creado recientemente un área de protección, y trabaja en colaboración con las comunidades locales.

 

Noticia en inglés, en la web de BirdLife: AQUÍ

 

 

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