El petirrojo europeo (Erithacus rubecula) es un ave muy familiar por la proximidad al ser humano, ya que a menudo frecuenta parques y jardines, sobre todo en invierno, cuando busca lugares más cálidos para pasar la estación fría. Además, por su carácter poco asustadizo se puede observar con facilidad desde muy poca distancia y su pecho bermejo y silueta rechoncha lo hacen fácilmente reconocible. Sin embargo, una parte de los petirrojos que en estos días de hielo y nieve podemos ver a nuestro derredor no se reproducen en la península Ibérica sino que son ejemplares que viajan desde el centro y norte de Europa para invernar en nuestro país y regresar en primavera a sus lugares de cría.

 

Petirrojo europeo, especie que cada vez inverna menos en España por el cambio climático ©Tatavasco Images

Petirrojo europeo, especie que cada vez inverna menos en España por el cambio climático ©Tatavasco Images

El investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de la Complutense de Madrid, José Luis Tellería, se ha preguntado si ha disminuido el número de ejemplares invernantes de petirrojos en España, es decir, procedentes de países europeos de latitudes más norteñas. El autor, que ha publicado su estudio en la revista científica de SEO/BirdLife Ardeola, ha llegado a la conclusión de que, efectivamente hay cada vez menos invernantes: “calculamos que la llegada de petirrojos extra-ibéricos ha caído en un 80%”. Para ello, ha analizado el número de recuperaciones* de anillas de petirrojos europeos durante las últimas décadas. “Los resultados demuestran que, pese al creciente número de petirrojos anillados y controlados, hay una reducción en el número de recuperaciones extra-ibéricas desde la década de los 70. Esto apoyaría la retirada hacia el norte de las áreas de invernada de ciertos migrantes parciales por el efecto del calentamiento global”, explica Tellería.

 

petirroj en vuelo dibujo ©Juan Varela

Para realizar este estudio, el profesor de Zoología de la Complutense y socio de SEO/BirdLife, ha revisado los datos referidos a las anillas recuperadas en invierno (diciembre, enero y febrero) de la Oficina de Especies Migratorias del MAGRAMA, gestionada ahora por SEO/BirdLife. Muchas de estas anillas procedían de petirrojos anillados y recuperados en España, pero otras, en cambio, pertenecían a ejemplares marcados en Suecia, Alemania, Polonia, Suiza o Bélgica: aves que recorren más de 1.000 kilómetros para alcanzar la península Ibérica. Las recuperaciones se clasificaron en corta distancia –menos de 1.000 km– y larga distancia –más de 1.000 km–, de acuerdo con la distancia entre el lugar de anillamiento y el de recuperación), y se agruparon en tres periodos: anteriores a 1970, 1971-1990 y 1991-2010. Únicamente se estudiaron las tendencias de recuperaciones procedentes de la captura con redes japonesas para el anillamiento, descartando otras procedencias de las anillas. También se estudió la distribución temporal de los petirrojos marcados en España para ilustrar las tendencias temporales del esfuerzo de anillamiento en el seguimiento de los movimientos esta especie en nuestro país.

 

Más anillamientos y menos recuperaciones
Como puede verse en la tabla adjunta, se observó que el número total de anillas recuperadas de petirrojo europeo se ha incrementado como consecuencia del aumento de la actividad del anillamiento (143 recuperaciones antes de 1970, 171 entre 1971-1999 y 3.286 entre 1991-2010). En cambio, a pesar de este incremento, el número de ejemplares marcados fuera de la Península y recuperados en España decrecía desde la década de 1970 en adelante (106 en 1979, 100 entre 1971-1990 y 26 entre 1991-2010) mientras que las recuperaciones a corta distancia (ejemplares ibéricos) aumentaban exponencialmente. Resultados que corroboran la reducción del número de petirrojos invernantes en España procedentes del centro y norte del Europa. Evidentemente, como señala el autor, “este decrecimiento no se puede explicar por cambios en la actividad anilladora en dichas décadas ya que, por el contrario, los esfuerzos de anillamiento se han incrementado. Ni tampoco se debe al declive de las poblaciones de esta especie pues hay evidencias de que el número de petirrojos está aumentando en Europa según el European Bird Census Council (EBCC)”. SEO/BirdLife colabora con el EBCC aportando los datos del programa Sacre, contribuyendo así al mejor conocimiento de las aves tanto en España como en todo el continente a través de lo que se conoce como ciencia ciudadana.

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Figura 1: Distribución temporal de las recuperaciones de corta y larga distancia de petirrojos invernantes. Se observa cómo a partir de 1970 las recuperaciones de larga distancia (long distance recoveries) descienden mientras crecen las recuperaciones de corta distancias (short distance recoveries).

 

Tabla1

Tabla 1: Distribución de las recuperaciones de petirrojos de acuerdo al origen y periodo analizado. Entre paréntesis el número de individuos controlados a través del anillamiento. Se indica también la evolución temporal del número de petirrojos anillados con anillas españolas (corta distancia < 1.000 km).

 

El petirrojo, un buen indicador
Para entender el alcance de estos resultados cabe preguntarse también qué porcentaje representa la población de petirrojo invernante sobre el total de la población ibérica de esta especie. “Resulta difícil saberlo con carácter general, pero un estudio que realizamos en el área de Gibraltar hace 15 años reflejó que un 60% de los individuos detectados en los hábitats de invernada eran foráneos, un porcentaje que se reducía al 30% en los alcornocales donde cría el petirrojo”, explica Tellería, que publicó este trabajo en Ardeola (vol. 47.1) en el año 2000; si bien, otro trabajo del autor publicado recientemente en Journal of Avian Biology, 45 refleja que este porcentaje se está reduciendo: “parece ser un proceso rápido y lo estamos estudiando actualmente”, apostilla.

Petirrojo europeo ©Felipe González-SEO/BirdLife

Petirrojo europeo ©Felipe González-SEO/BirdLife

José Luis Tellería lleva además más de una década realizando el seguimiento de la evolución interanual de la abundancia invernal de frutos y aves frugívoras en el campo de Gibraltar. “Lo normal es que las aves fluctúen su abundancia invernal de acuerdo con la disponibilidad de frutos, pero el petirrojo mostraba una tendencia continua a la baja. Esta tendencia resultó ser una copia de la evolución de las poblaciones de cría, en descenso por el deterioro de los alcornocales húmedos en el Campo de Gibraltar”, explica. Estas observaciones llevaron al autor a plantearse la tendencia demográfica de los invernantes, para lo cual comenzó a analizar la recapturas en Cádiz. Pero se dio cuenta de que algo más pasaba, de que la reducción de petirrojos invernantes podía ser algo generalizado: “entonces analicé los datos de toda España y el resultado lo envié inmediatamente como primicia a Ardeola, en atención al trabajo de los anilladores españoles”.
Este estudio ha revelado, por tanto, que el petirrojo es un indicador del cambio climático, particularmente por los inviernos menos crudos en Centroeuropa, o dicho de otro modo: el calentamiento global influye en la fenología y la conducta de las aves, corroborando que estas son un indicador de los cambios en nuestro entorno. Pero ¿es el petirrojo una excepción? Según Tellería, “es una tendencia general que afecta a casi todos los paseriformes analizados como el bisbita pratense, la lavandera blanca, el zorzal alirrojo, el zorzal común, la curruca capirotada y el mosquitero común, con descensos que oscilan entre el 30% y el 100% aproximadamente”. La tendencia a invernar cada vez más al norte para estas y otras especies de ámbito europeo la explica en otro artículo publicado en 2014 en Journal of Avian Biology.

 

Gracias al anillamiento
Este trabajo de investigación ha sido posible gracias al anillamiento científico que ha permitido recopilar en una base de datos los resultados de los anillamientos y las recuperaciones de más de seis décadas en España. Se trata de una técnica de marcaje para el estudio de aves silvestres que consiste en la colocación de una anilla metálica, habitualmente de aluminio, en la pata de un ave viva. Esta anilla lleva impresa un remite, que identifica la oficina de anillamiento donde se centralizan los datos, y un código alfanumérico único que permite individualizar al ave e identificarla en posteriores recuperaciones. En España actualmente hay unos 1.000 anilladores de aves avalados para realizar esa actividad. Unos 650 de ellos pertenecen a SEO/BirdLife y el resto son de otras organizaciones. Cada año se marcan en España unas 400.000 aves silvestres.

 

Anillamiento científico, en este caso de un petirrojo ©SEO/BirdLife

Anillamiento científico, en este caso de un petirrojo ©SEO/BirdLife

Los primeros programas de anillamiento se iniciaron en 1909. Arthur Landsborough Thomson, en Aberdeen, Escocia, y Harry Witherby, en Inglaterra, fueron sus pioneros, aunque con anterioridad se habían realizado pruebas de carácter individual en Dinamarca y Alemania. En España, los primeros anillamientos puntuales se llevaron a cabo desde los años 30 por algunos naturalistas e instituciones diversas. Fueron los biólogos Francisco Bernis y José Antonio Valverde, fundadores de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en 1954, los precursores del anillamiento científico a gran escala. Llevaron a cabo campañas de anillamiento en Doñana en la década de los 50. Seguidamente, dentro de SEO se creó en 1957 el Centro de Migración de Aves (CMA), grupo de trabajo que comenzó a organizar, coordinar y gestionar el anillamiento de aves en España.
SEO/BirdLife ha firmado en 2013 un convenio con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente por el cual se le cede la gestión del anillamiento con remite “ICONA-Ministerio de Medio Ambiente”. Esto implica que SEO/BirdLife gestiona el envío de anillas a los anilladores avalados por cualquiera de las entidades científicas y comunidades autónomas reconocidas por el Ministerio y recopila los datos generados con los anillamientos y las recuperaciones de aves. SEO/BirdLife es además el contacto con el resto de oficinas de anillamiento europeas que son coordinadas por Euring (European Union for Bird Ringing).
Para gestionar y mostrar al público toda esta información SEO/BirdLife ha creado, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, una web pionera en Europa (www.anillamientoseo.org) que permite por primera vez consultar on line el banco histórico de datos acumulado durante más de seis décadas. Este ingente archivo aglutina más de siete millones de datos de anillamiento y 400.000 de recuperaciones de ejemplares marcados y permite numerosas aplicaciones.

 

* Ejemplares anillados que son capturados de nuevo y cuya lectura de la anilla permite conocer, entre otros detalles, dónde y cuándo fueron marcados.

 

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