Mario Díaz, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), del CSIC, y presidente del Comité Científico de SEO/BirdLife ha firmado, junto a muchos de sus compañeros en el MNCN, un escrito en el que  manifiesta su preocupación por los cambios que la nueva ley de educación propone en los contenidos en Educación Secundaria y Formación Profesional. Se trata de un asunto que ha generado una fuerte controversia en la comunidad educativa y científica y que está llegando al debate público, como muestran las informaciones recogidas por la prensa. Wert elimina del Bachillerato el estudio de los animales y las plantas, publica El Mundo el 21 de enero de 2013 o Wert borra la biodiversidad del bachillerato, titulaba el portal de noticias científicas Materia el pasado 10 de enero de 2013. El propio Comité Científico de SEO/BirdLife ya hizo público un manifiesto en defensa de la enseñanza de calidad y la inclusión de suficientes contenidos de biodiversidad en los currículos de Secundaria.

 

Tras la polémica suscitada, la secretaria de Estado de Educación, ha afirmado que el Ministerio está dispuesto a modificar el planteamiento propuesto en su borrador de reforma.

 

Este es el texto firmado por los investigadores:

 

Carta abierta de investigadores del MNCN y profesores universitarios sobre la enseñanza de la biodiversidad en educación secundaria

 

 

El Museo Nacional de Ciencias Naturales, un centro de investigación del CSIC, realiza aportaciones clave para el conocimiento y la conservación de la biodiversidad: ¿Con cuántos seres vivos compartimos el planeta? ¿Cómo podemos saber algo así? ¿Cómo son? ¿De dónde proceden? ¿Cómo, cuándo y por qué se extinguen?

Estas preguntas ya no se le plantearán a los alumnos de Bachillerato y Formación Profesional, tras dedicarles unas pocas horas en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), según el Proyecto de Real Decreto por el que se establece el currículo básico propuesto por la ley Wert (LOMCE) para la Educación Primaria, la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato. El proyecto se sometió a información pública entre el 12 de diciembre y el 3 de enero, durante las vacaciones navideñas. Los investigadores del MNCN (Museo Nacional de Ciencias Naturales) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas tuvimos conocimiento de esta reforma a través de la prensa, un hecho que consideramos muy grave dada su importancia y la falta aparente de consultas a expertos en esta materia. El texto fue inmediatamente contestado en forma de alegaciones tanto por investigadores y docentes a título individual, como por sociedades científicas como, por ejemplo, la de Entomología y la de Ornitología.

Debemos manifestar que no se puede entender, y mucho menos gestionar, la realidad de nuestro entorno vivo, del que formamos parte inseparable, sin conocer su diversidad, en términos de los organismos que la forman, y los mecanismos, ecológicos y evolutivos, que originan, mantienen y amenazan esta diversidad. En otras palabras, es muy difícil saber cómo es, cómo funciona y cómo se debe manejar algo que sólo se conoce de manera aproximada. La mayor parte de las preguntas que encabezan este texto no se puede contestar con exactitud, y es cuanto menos erróneo (por no decir falso o tendencioso) educar a las generaciones actuales y futuras como si todas estas preguntas ya tuviesen una respuesta clara o previsible, y como si preguntas y respuestas fuesen irrelevantes.

El proyecto de nuevo currículo plantea sustituir parte de los contenidos básicos dedicados a la descripción de la biodiversidad por contenidos que ya se estudian en otros cursos. Se trata de aspectos generales de la biología molecular y celular, centradas en algunos de los mecanismos más básicos de funcionamiento de los seres vivos. Son materias actualmente más prometedoras desde un punto de vista aplicado, que se han estudiado en profundidad en unas pocas especies modelo de laboratorio. Se prima de este modo, una vez más, la aplicación a corto plazo de algunos conocimientos biológicos frente a otros más globales sobre la comprensión de la vida y sus manifestaciones. Consideramos que esta sustitución y cambio de énfasis empobrece intelectual y culturalmente la enseñanza secundaria, ya que supone una vuelta a la visión sesgada de la biología que floreció en la segunda mitad del siglo XX, una visión que pretendía explicar toda la biología a partir de sus bases químicas y físicas apoyada en el auge de la biología molecular.

Esta visión en exceso reduccionista y mecanicista, centrada solo en los procesos vitales más simples y potencialmente manipulables a corto plazo, se ha demostrado sin embargo incapaz tanto de explicar la complejidad de la vida como de abordar los problemas ambientales actualmente más acuciantes, derivados del cambio global, entre los que se encuentra, precisamente, la crisis de la biodiversidad. En la complicada situación actual es necesario aplicar un enfoque amplio e integrador, y una gestión basada en el reconocimiento de situaciones complejas, que requieren políticas a la vez flexibles y estables a largo plazo, para las que se requiere una formación igualmente amplia y flexible.

El problema que denunciamos sobre cambios de contenidos es además más general, pues también desaparecen del currículo preguntas básicas sobre cómo sabemos que sabemos, cómo decidimos lo que es verdadero o falso, bueno o malo, correcto o incorrecto, hermoso o feo, estimulante o alienante, debido a la eliminación o reducción de contenidos en disciplinas como la filosofía, la ética, las artes plásticas o la música. No se trata por tanto sólo de señalar la eliminación de contenidos referentes a la diversidad de los seres vivos, sino de denunciar que se está dando un paso más en una secuencia, no sabemos si planificada o ignorante, de sustitución de los aspectos más generales y básicos en educación, como ya está ocurriendo en ciencia, por contenidos cada vez más dirigidos a su utilización a corto plazo.

La educación secundaria debe contribuir a la capacitación profesional, pero sobre todo debe perseguir la formación integral de las personas, pues sólo así podrá formar buenos profesionales. Por tanto, la educación secundaria deber ser sobre todo básica y general. La cultura científica, filosófica y artística debe ser parte esencial del saber de las personas, pues potencia su desarrollo humano al dotarles de libertad de pensamiento y espíritu crítico, y les dota de capacidades esenciales para su integración en sociedades complejas como la nuestra tales como la reflexión, la colaboración o la toma de decisiones. La educación aplicada o, más exactamente, ‘mercantilizada’, puede parecer una buena estrategia para salir adelante en tiempos difíciles, cuando las crisis se plantean a nivel macroeconómico y a corto plazo, pues la producción es más eficiente cuanto más automática y menos distraída por asuntos diferentes o generales. Pero no nos engañemos. Es un gravísimo error pensar y planificar sólo en el corto plazo, y en la búsqueda de resultados inmediatos. No podemos permitirnos que la educación se diseñe con esta estrategia y, peor aún, sin un consenso que nos garantice una continuidad sobre la que asentar la sociedad de los años por venir. Es muy importante, importantísimo, conocer y aprender a entender el mundo del que formamos parte. Y la realidad es que ese mundo es diverso, cambiante, y muy complicado de habitar, tanto para nosotros, que ahora mismo tratamos de dominarlo, como para tantos otros organismos que lo dominaron a lo largo de su rica y apasionante historia.

 

Mario Díaz, Santiago Merino, Graciela G. Nicola, Eduardo Roldán.

 

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