Ante el intento por parte del Gobierno valenciano de autorizar el parany concediendo permisos con la excusa de que tienen una ‘presunta’ utilidad científica, las mayores autoridades en aves de la comunidad autónoma han presentado un manifiesto criticando este vano intento del Gobierno valenciano de encontrar un cauce legal a una práctica a todas luces ilegal.
Este es el manifiesto de los docentes e investigadores de los centros universitarios con reconocido prestigio nacional e internacional en el estudio de las aves silvestres de la Comunidad Valenciana. La carta de protesta la firman los profesores: Dr. Emilio Barba, Dr. José A. Gil-Delgado y Dr. Juan S. Monros de la Universidad de Valencia; Dr. Eduardo J. Belda de la Universidad Politécnica de Valencia; Dr. Germán M. López, Dr. Pascual López López de la Universidad de Alicante; Dr. José A. Sánchez Zapata de la Universidad Miguel Hernández de Elche y Dr. Adrián Ponz de la Universidad de Zaragoza, todos ellos cualificados con numerosos artículos científicos publicados en las revistas de ornitología y ecología que pueden consultarse en los listados SCI.
Ante la noticia sobre el permiso de actuación bajo el disfraz de estudios científicos por los que se permite la apertura de 33 paranys, los profesores de Universidad firmantes de este manifiesto y pertenecientes a las universidades públicas de la Comunidad Valenciana (Universidad de Valencia Estudi General, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Alicante y Universidad Miguel Hernández de Elche) y de la Universidad de Zaragoza tenemos que hacer constar nuestro más profundo rechazo a la apertura de 33 paranys con fines que, al menos desde el punto de vista científico, resultan sospechosos y que parecen servir de tapadera para otros fines.
Manifestamos que:
1º La práctica del parany esta prohibida expresamente por una directiva europea
2º El parany no es un método adecuado para testar y contrastar hipótesis, que en definitiva es lo que persiguen los estudios científicos. Por todo ello deben de anularse los permisos, y en su caso evaluar los problemas que plantean mediante otras técnicas menos nocivas y sobre especies de aves que no estén protegidas por su vulnerabilidad o estado crítico.
En cualquier caso, los estudios sobre aves y especialmente si utilizan técnicas de captura, solo deben realizarse por científicos que acrediten una trayectoria profesional reconocida específicamente en el campo concreto del estudio.
