La aportación que los ciudadanos hacen a la ciencia y la investigación es cada día más importante. En los últimos tiempos ha empezado a hablarse internacionalmente de la llamada citizen science o ciencia ciudadana. Este término se refiere a la investigación llevada a cabo por una suma de personas en la que confluyen total o parcialmente científicos profesionales junto a gente común que aporta su esfuerzo de forma voluntaria. La ciencia ciudadana es muy activa actualmente en ámbitos como la salud, la genética o la informática, pero es en las ciencias naturales donde más desarrollo encuentra. Y en este sentido, la ornitología en concreto es un campo el que decenas de miles de colaboradores llevan décadas trabajando para aumentar el conocimiento sobre las aves de forma voluntaria y desinteresada.

 

Voluntarios del programa Paser de seguimiento de aves de SEO/BirdLife

 

En SEO/BirdLife podemos decir que espoleamos la ciencia ciudadana prácticamente desde nuestra fundación en 1954. Siempre hemos considerado que gracias a la aportación de los voluntarios se pueden abordar trabajos a gran escala para los cuales sería difícil conseguir profesionales. Pero su valor no solo radica en el alcance o dimensiones en sí que se puede dar al trabajo, sino también en una cuestión que casi nunca se cuantifica: el aporte económico que facilitan esos voluntarios al trabajo realizado.

Lanzarse a hacer una valoración económica de estas tareas no es algo inédito. Es algo que ya ha llevado a cabo la propia Unión Europea. La oficina estadística europea, el Eurostat, ha publicado recientemente un documento donde ensalza la enorme aportación que los voluntarios ornitológicos realizan a la sociedad. Eurostat incluye el seguimiento de las poblaciones de aves entre los índices más importantes para medir la conservación del medio ambiente y la calidad de vida en Europa. Son datos que aportan los estados miembro, como España, gracias a los estudios coordinados por el European Bird Census Council (EBCC) y realizados por numerosas entidades locales como SEO/BirdLife. De este modo, el Eurostat acumula desde hace décadas datos para tres indicadores que define como: aves agrarias, aves forestales y aves comunes. Un reciente documento del Eurostat valoraba entre 10 y 20 millones de euros anuales la aportación mínima que los voluntarios ornitológicos hacen a estos sistemas de seguimiento de la UE. El mismo documento señala que, en caso de que hubiera que pagar la totalidad de los trabajos de estos programas de seguimiento el coste podría ser entre 10 y 20 veces mayor.

La valoración en España

En el caso de España, no es difícil hacer una valoración económica similar de lo que aportan los voluntarios a cada uno de los programas de seguimiento, censos y atlas, y merece la pena que conozcamos las dimensiones de esta aportación al conocimiento del estado de la biodiversidad en nuestro país.

Cada persona que participa en uno de los programas de seguimiento de SEO/BirdLife (Sacre, Sacin o Noctua) debe realizar un trabajo previo a los muestreos que conlleva una o varias visitas al lugar donde se va a trabajar. Pero también es necesario realizar un buen diseño del trabajo a realizar con horas de gabinete, pues un buen trabajo depende de un buen diseño. Así, es necesario dedicarle cierto tiempo en casa, bien con cartografía digital o cualquier otro tipo de mapas, para consultar y calcular cosas que son difíciles de apreciar en el campo o bien para tener una visión general de la zona a muestrear y de la distribución de los puntos o recorridos a realizar. El trabajo previo en casa y en el campo, antes del censo o muestreo en cuestión, ya implica horas o incluso jornadas de campo con desplazamientos al área de estudio incluidos. Horas que es igualmente necesario invertir en otros trabajos como censos y atlas.

Material especializado

En otros programas de seguimiento de SEO/BirdLife como Paser, además de las jornadas previas de cualquier trabajo, sería necesario considerar una inversión para el material especializado imprescindible para la actividad del anillamiento científico de aves como redes, básculas electrónicas, reglas o alicates especiales. Además, el trabajo difícilmente lo realiza una sola persona, ya que por lo general trabajan una media de tres o cuatro por estación de anillamiento.

No vamos a incluir en los cálculos que aquí se exponen esos pasos previos de diseño de los trabajos, ni del material que es necesario para actividades como Paser, y tampoco otros elementos que sí son necesarios para todos los programas, como prismáticos, buenas botas o ropa de abrigo. Ni el coche, necesario en la mayoría de ellos para desplazarse a lugares donde no es posible hacerlo en transporte público.

 

Sólo en las tareas anuales desarrolladas en el programa Sacre, por ejemplo, en el que participan ahora cerca de 1.050 personas, se realizan cerca de 2.100 jornadas de campo por temporada. Ese trabajo de campo implica un desplazamiento hasta el punto de inicio de los muestreos que varía enormemente. Unas personas trabajan cerca de sus casas, pero otras realizan el trabajo a varias decenas de kilómetros, pues la población no está repartida homogéneamente por toda la geografía española y en grandes extensiones de Tarragona, Teruel, Guadalajara, Cuenca, Ciudad Real, Córdoba, Badajoz, determinadas áreas de Galicia y este de Andalucía su población es pequeña y, así, los ornitólogos escasean.

 

Valoración del programa Sacre

Hay voluntarios que se desplazan anualmente varias decenas o centenares de kilómetros para tener también información de esos sitios. Además del desplazamiento, debe valorarse la jornada de campo de trabajo con su media dieta, porque, qué menos que comer algo durante un día de trabajo. Si se pagara una cantidad modesta de 100 euros120 euros para esos kilometrajes, una dieta sencilla y un día de trabajo, se obtiene la cifra de 210.000 euros-252.000 euros solo en trabajo de campo.

Si hacemos esas mismas cuentas para Sacin (los voluntarios aportan 116.000 – 121.000 euros con los 630 participantes actuales), Noctua (159.000- 190.000 euros con los 529 participantes actuales —3 visitas por unidad de muestreo—) y Paser (300.000-360.000 euros con los 300 participantes actuales —10 visitas por temporada— para las 60 estaciones), obtenemos que el aporte de los voluntarios, solo en el trabajo de campo de cada temporada en estos cuatro programas de seguimiento, está en torno a los 795.000 – 955.000 euros.

 

Es más de un millón de euros lo que SEO/BirdLife aporta sólo con los programas Sacre, Sacin, Paser y Noctua 

 

Pero los programas de seguimiento no caminan por sí mismos: es necesaria una intensa actividad de coordinación que implica la labor de varias personas dedicadas a tiempo completo en mantener activos a varios miles de personas. Esa actividad se mantiene gracias a un sistema de coordinación regional que necesita una atención independiente a la de cada colaborador; al trabajo de personal informático que crea, mantiene y mejora aplicaciones informáticas que facilitan el trabajo de los colaboradores y les permite tener permanente acceso a sus datos, además de facilitarles consultar los mismos con la elaboración de tablas, mapas y gráficos; a la compilación, revisión y arreglo de datos que permite la elaboración de análisis y publicación y difusión de resultados; a la preparación de nuevos materiales, búsqueda de más participantes, etcétera.

Estos trabajos no se van a valorar aquí en detalle, pues queremos transmitir la importancia de lo que aportan los voluntarios directamente, pero es bueno que al valor antes dicho se le sumen las nóminas de las personas que realizan este trabajo y lo que, en suma, están aportando las ONG a estos sistemas de seguimiento. Actualmente, trabajos sin ninguna financiación directa a estas acciones de la administración estatal. En resumidas cuentas, son más de un millón de euros los que SEO/BirdLife aporta, solo con el mantenimiento de estos cuatro programas de seguimiento.

También sería fácil realizar estos cálculos para mostrar lo que aportaron los datos del último Atlas de las aves en invierno en España, un trabajo enorme que merece la pena destacar en esta ocasión. En él, además del trabajo directo que se hizo con los recorridos del trabajo de campo diseñados para el propio atlas, se realizaron muchas jornadas de trabajo de campo previas para diseñar la metodología más adecuada, se aportó información de censos específicos de grullas, gaviotas y garzas; de muestreos de aves nocturnas, de aves marinas; etcétera.

Todos estos trabajos destinados a la confección del Atlas de las aves en invierno en España fueron desarrollados por 2.600 personas en tres años de trabajo, implican la sencilla cifra de 900.000 – 1.100.000 euros. De nuevo, sin contar con el dinero necesario para pagar la dedicación del personal que coordinó los trabajos y compiló, revisó y analizó los datos, así como viajes y reuniones de comités, de coordinación, etcétera. Así, el trabajo del Atlas de las aves en invierno en España recientemente publicado, debe valorarse en torno a 1.800.000 euros.

Como vemos, son cifras muy importantes y que dan un valor enorme a la actividad que genera SEO/BirdLife, entendiendo como tal a los miles de colaboradores de todos sus censos, atlas y programas de seguimiento, pues ellos son la base del trabajo de seguimiento de avifauna de esta sociedad.

 

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